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domingo, 1 de abril de 2012

Libertad de Jonathan Franzen


Sinopsis:

El retrato minucioso de una familia del Medio Oeste americano a lo largo de varias décadas adquiere en la prosa maestra de Jonathan Franzen un carácter universal. Ahondando en la vida íntima de unos personajes tan cercanos como identificables, la novela es una incisiva radiografía de nuestro tiempo que ha suscitado la admiración unánime de la crítica y los lectores de todos los países donde se ha publicado hasta la fecha.





Opinión:


Siempre digo que hay un libro para cada momento, y para ponerte con este libro tienes que estar muy seguro de querer leerlo, porque desde su comienzo, no resulta una lectura sencilla.
Yo, no soy una experta en crítica literaria, ni tan siquiera me lo he planteado nunca, tan solo soy una lectora que se deja guiar por las sensaciones que generan en ella sus lecturas, y con los autores norteamericanos siempre me termina pasando lo mismo.

Sus obras cruzan el charco avaladas por la gran totalidad de la crítica de su país, con innumerables premios a sus espaldas, convertidos en fenómenos de ventas y diciendo de sus autores que son la diferencia entre la alta y baja literatura.
Esa actitud, por supuesto, termina contagiándose también a nuestros críticos y expertos, que terminan calificándolas de igual manera, porque obviamente nosotros no vamos a ser la nota discordante que diga que eso tan bueno, en realidad no lo es. Parece, sinceramente, que tenemos complejo de inferioridad y no somos capaces de decir que una obra Maestra, se aleja mucho de serlo.
¡Con la Gran Literatura que existe en nuestro país y ha existido desde siempre! deberíamos estar de vuelta de todo esto, y no considerar siempre mejor todo lo que viene de fuera.

Dicho esto, no lo consideréis una diatriba en contra de los autores norteamericanos, es simplemente que a mí me ocurre algo especial con ellos, o más bien con su literatura.

Noto en sus obras que su narrativa se aleja bastante de la nuestra o de lo que estamos acostumbrados a leer, quizás se deba a la diferencia cultural, que en ocasiones nos parece inexistente, pero que realmente está ahí.
Profundizan más en los sentimientos, su escritura es más seria, lenta e incluso sombría. Apuestan por que la familia sea el tema principal sobre el que construyen sus novelas y el psicoanalista pasa a ser casi un personaje fijo e imprescindible en todas ellas, tanto o más, como los grandes conflictos personales con los que inundan las páginas de sus obras.
Es complicado hablar de un libro al que se le considera la mejor novela norteamericana, pero es que como ocurre con Murakami, o te gusta o no, aquí no sirven las medias tintas. Y creo que tampoco hay que considerar este libro como una obra maestra, aunque sí es cierto, que resulta interesante y positiva su lectura.

Al principio cuesta que la trama enganche, es una lectura compleja e incluso puede resultar algo densa.
Nos encontramos desde el comienzo con demasiados personajes e historias que se entrelazan... aunque también sería justo decir, que según te vas acostumbrando a la forma de narrar, tanto la prosa como la trama, se vuelven más fluidas.
El argumento da un giro completo y termina enganchándote, aunque hay algún trozo que también se hace insufrible.
Por eso, como siempre digo, el lector es el que tiene razón, y aquí sois vosotros los que debéis decidir si os arriesgáis a leer este libro.