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martes, 17 de marzo de 2020

Fortunata y Jacinta: Dos historias de casadas de Benito Pérez Galdós

Sinopsis:

La novela Fortunata y Jacinta (1886-1887) es considerada la obra maestra de Benito Pérez Galdós y la narración más importante en lengua española después del Quijote.
Obra cumbre del realismo literario español, la novela toma como escenario el Madrid castizo de finales del siglo XIX, donde los protagonistas, Juanito Santa Cruz y Fortunata, viven una tormentosa relación amorosa.
Galdós refleja el palpitar de una época, sus movimientos anímicos, la hipocresía dominante en una burguesía que intenta superar su anquilosamiento en la búsqueda de la modernidad, la religiosidad asfixiante y dominante; y el papel de la mujer en la sociedad de entonces, con Fortunata y Jacinta como máximas exponentes de un diferendo que sigue en plena actualidad.

Opinión:

El cuatro de enero de 2020 se cumplían cien años de la muerte de uno de los madrileños de adopción más ilustre de la historia: Don Benito Pérez Galdós, considerado como el mejor cronista de Madrid; por ese motivo dediqué el taller del mes de febrero a leer la que considero una de sus mejores obras, Fortunata y Jacinta: Dos historias de casadas (1887).
Hace mucho tiempo que quería hablaros de ella, no solo porque adoro a su escritor sino también porque el tema que trata me fascina.

Es cierto que muchos autores, antes que él, trataron el tema de las relaciones amorosas tormentosas, el tema del adulterio, el destino de la mujer cuando esta perdía la honra y la doble moral de la sociedad que las juzgaba.
Curiosamente, hace tan solo unas semanas os hablaba de esto en la reseña de "La solterona" de Edith Wharton, pero este tema recurrente lo hemos visto en "Madame Bovary", en "Los misterios de East Lynne""Ana Karenina", en "La Regenta",  o en "Miedo" de Stephan Zweig, solo por citar algunas historias más, la diferencia es que en todas estas novelas la protagonista era alguien de clase burguesa o alta.
Esos relatos partían de un triángulo amoroso, pero Galdós en Fortunata y Jacinta quiso exponer mucho más.
  • Don Benito ve más allá del clásico triángulo amoroso; nos muestra como es la vida de dos mujeres, totalmente distintas, de clase social diferente, que el azar va a terminan uniendo. 
  • Otorgó no solo el protagonismo principal a la mujer, como hicieron el resto de autores que trataron el mismo tema hasta la fecha, sino que también priorizó la voz de las de clase más baja, esas que hasta el momento la literatura ignoraba. Años después, el gran Tolstoi en su obra "Resurrección" (1899), también plasmó el abuso de poder y la seducción de una joven de clase baja; pero de este libro ya os hablaré más adelante.
Hay otro detalle que tampoco debemos olvidar mencionar en este punto y es en referencia al escenario.
  • Galdós a lo largo de toda la narración no solo retratará al detalle el Madrid más castizo, sino que también  profundizará en cada uno de los personajes haciendo un alarde de maestría brillante. Nadie fue, ni ha sido capaz de retratar con tal precisión hasta el día de hoy, a esa ciudad, incluida sus gentes, que acogió al autor como a un hijo adoptivo. Don Benito, a su vez, honró a la capital y la agasajó en todas sus obras, creando una visión de ella muy romántica, podríamos decir que única, porque Madrid va mucho más allá de ser un escenario, se convierte, en este caso junto a Fortunata en el personaje principal.
El libro se divide en cuatro partes, y la primera, por aquello de presentar en profundidad a los personajes, es la más extensa.
En ella vamos a ver una descripción muy completa de todos ellos, incluidos los secundarios que son más de cien... y también vamos a observar en profundidad al gran testigo silencioso, a ese que acabo de mencionar, la ciudad de Madrid que empezaba a erigirse como urbe moderna, un personaje omnipresente que permanecerá inalterable ante el Drama.
De ese modo vamos a conocer a Juanito Santa Cruz, una especie de D. Juan burgués, y por supuesto a la protagonista indiscutible, Fortunata y a su antagonista, Jacinta.

Fortunata y Jacinta son dos personajes estereotipados, pero eso no los convierte en poco interesantes porque son un fiel reflejo de la sociedad de la época.

Jacinta representa al "ángel del hogar".
Una mujer dulce y sacrificada, sin deseos ni opiniones propias, manejable y siempre dispuesta a secundar lo que el marido manda.
En ella vemos como el autor retrata "la cultura del adorno": una mujer de clase burguesa instruida para entretener.
Galdós la permite cierta libertad para enfrentarse "moderadamente" a su marido,  aunque ese enfrentamiento engañoso y manipulado tenga los minutos contados, y es que Jacinta a pesar de contar con esa ligera licencia no va a hacer uso de ella porque no estaría bien visto.

Fortunata, por el contrario, representa a la mujer de condición más baja, sin educación.
No está preparada para vivir libre sin depender de un hombre, a pesar de sus ansias de libertad; tampoco es que Jacinta lo esté, pero esa misma situación se agrava en Fortunata por su dependencia económica.
Fortunata se arroja en brazos de su amante y supuesto protector una y otra vez, se deja guiar por el amor más que por el juicio, y lógicamente termina cayendo.

En las obras de Galdós, las que denominó como Novelas españolas contemporáneas, puede apreciarse una especie de castigo autorial en el destino de las protagonistas.
Tristana y/o Fortunata, son solo una parte de esas mujeres a las que el autor permite elegir y alzar la voz; son mujeres valientes y decididas a las que concede una cierta libertad, pero al final de la narración el autor canario se deja llevar por la moralidad de la época y da un correctivo trágico a las protagonistas. Nos muestra y con ello a sus contemporáneos, que las mujeres tienen derecho a tomar sus propias decisiones, las hace visibles, pero también deja constancia de que su momento no ha llegado.
Como os indiqué en la reseña de Tristana, el no tenía la llave para abrir las jaulas en las que las mujeres estaban contenidas.
También parece que el argumento no se libra del propósito moralizador que vemos reflejado en el fin dramático de varios de sus personajes, pero este tema lo dejo en manos de los expertos. Yo quiero ver más bien, esa libertad contenida aún por llegar, o el castigo autorial tal y como Doña Emilia Pardo Bazán lo veía y como se lo hizo ver en su correspondencia.

Os recomiendo cualquier libro de Galdós, ya que este fue un gran observador de su tiempo y sus novelas un fiel reflejo de la vida y de la forma de pensar.
En cada una de sus historias nos ofrece un amplio cuadro costumbrista, muy completo y conmovedor, al centrar su obra en la vida de las clases más bajas, quizás y digo quizás, nos acerca a una visión que comparativamente con nuestro tiempo podemos ver como algo pesimista, sin embargo hay que tener en cuenta la epoca y circustancias de la misma, es puro realismo.

Lo que me gusta de este autor y que puede convenceros a los indecisos para leer alguna de sus obras, es el detalle a la hora de construir los personajes, como os he mencionado hay más de cien secundarios. Todos ellos sorprenden por la profundidad psicológica y algo que nunca olvida el escritor en sus novelas, es adaptar el lenguaje de cada uno de ellos a la situación y a su indiosincrasia, por lo que nos acerca un poquito más con sus historias a la época en que vivió.


miércoles, 10 de mayo de 2017

Tristana de Benito Pérez Galdós

Sinopsis:

Tristana forma parte del ciclo de las obras agrupadas por el propio Galdós bajo el epígrafe de Novelas españolas contemporáneas. Este ciclo novelístico está dedicado a pintar la vida madrileña en la que nuestro autor ve concentrada la España del siglo XIX.
Tristana, sin embargo, funciona de una forma totalmente autónoma respecto al resto de las obras de ese ciclo novelístico: no aparece en ella ningún personaje recurrente en el mundo galdosiano, con la excepción de los médicos. Tristana es representativa, además, del periodo en que Galdós se interesa más por la verdad de la persona en su sociedad, y en particular de la mujer en su relación con el hombre, que por la realidad de dicha sociedad a través de tipos ejemplificadores. Por primera vez Galdós se plantea en Tristana el tema de la emancipación de la mujer. Sin embargo, la soñadora Tristana fracasa en sus intentos. Y el genial novelista pone una vez más de manifiesto su capacidad para ahondar en el conocimiento de la sociedad española de su época y analizar los aspectos negativos que la aquejan.

Opinión:

Hace tiempo que quería profundizar en la obra de este gran escritor español, y como todo libro y autor tiene su momento, creo que a D. Benito, por fin, le ha llegado el suyo.
Tristana se engloba dentro de la serie que el propio Galdós denominó, como novelas españolas contemporáneas.
La prosa empleada invita a hacer una lectura pausada y se convierte en una experiencia inolvidable para el lector.
Muy pocos autores alcanzan ese grado excepcional de maestría, y es que en esta obra, el lenguaje es rico y preciso.
D. Benito hace gala de un estilo envidiable, al tiempo que elabora un retrato perfecto de la ciudad, de la sociedad y de los personajes.

Galdós crea a un personaje fuerte, muy parecido a las heroínas que encontramos en otras novelas de la época como: Ana Osorio, el personaje de la Regenta de Clarín; Emma, protagonista de la obra de Flaubert, Madame Bobary o la Ana Karenina de Tolstoi, mujeres fuertes que terminan arrastrando con su tragedia a otros.

Las referencias a las novelas caballerescas son constantes, nos encontramos con el Quijote e incluso con el burlador de Sevilla homenajeados cada dos por tres, y por supuesto, la novela da comienzo al más puro estilo cervantino.

"En el populoso barrio de Chamberí, más cerca del Depósito de aguas que de Cuatro Caminos, vivía no ha muchos años un hidalgo de buena estampa y nombre peregrino, no aposentado en casa solariega, pues por allí no las hubo nunca, sino en plebeyo cuarto de alquiler de los baratitos, con ruidoso vecindario de taberna, merendero, cabrería y estrecho patio interior de habitaciones numeradas" [...].

También el nombre de Tristana hace referencia a uno de esos caballeros de las leyendas celtas, quizás al caballero romántico de trágico final, el Tristán de Isolda. Ese nombre parece marcar el destino de la protagonista desde el comienzo. Ambos son valientes, parecen creerse invencibles y el motor de sus historias, es el amor imposible.

Los personajes...
Tristana es joven, soñadora y fantasiosa, ilusa e incluso pánfila en algunas ocasiones.
Desde el principio conocemos que ha sido deshonrada por D. Lope cuando era una niña.
Aún así, la vemos independiente, se aleja totalmente del estereotipo de mujer de la época, más realistas y prudentes, en pocas palabras... domesticadas.
Ha recibido la educación insustancial de las niñas, cuyo único fin, es conseguir un buen marido.
En resumidas cuentas, Tristana en esta historia se enfrentará con su comportamiento a una sociedad machista, y al final lógicamente, terminará ganando la inmensa mayoría.
La gran vencedora de toda esta historia, al igual que ocurre en las obras de las heroínas citadas en el segundo párrafo, será la sociedad, esa sociedad conservadora que imponía un papel determinado a las mujeres.
Tristana es un espíritu libre, indomable, que al final ve como se escapan sus sueños de golpe.

D. Lope, es su tutor, un brillante Don juan venido a menos que la mira como esposa, amante e hija, según le convenga.
Es un chantajista emocional que no duda en recurrir a las amenazas verbales, que invoca la memoria de los padres de Tristana y que incluso llega a reprocharle, que por ayudar a su familia se haya empobrecido.
En los primeros tiempos de vida junto a él, nuestra protagonista, llega a tener momentos de corta y pálida felicidad, quizás debido a la aceptación de un futuro del que sabe que no puede librarse. Ha sido deshonrada y el matrimonio es algo que ve improbable, por lo que solo le quedaría la vida en el convento, cosa que descarta rotundamente.

D. Lope, gracias a sus consumadas artes de seductor, siembra en ella ideas que fomentan la conformidad con la vida impuesta, y la joven no da importancia, en un principio, a que el Don Juan, triplique su edad.
Pero el tiempo empieza a pasar, y esa imaginación despierta en ella deseos de libertad y hay que decir llegados a este punto, que la palabra libertad en esa época, y más en boca de una mujer, no sonaba del todo bien.
D. Lope empieza a derrumbarse en lo físico, llegan los achaques al tiempo que se despiertan en él unos celos que le comen por dentro.
De esa forma, Tristana pasa a convertirse también en esclava, dato que él deja bastante claro por el comentario que veréis a continuación.

"Cree que mi mayor suplicio es no poder dorarte la jaulita" [...]

Y Saturna, la protagonista secundaria de esta historia, también lo confirma con sus palabras:

"Si ha de haber un poco de reputación, es preciso que haya dos pocos de esclavitud". [...]

Saturna es la criada, una consumada maestra en sisas y otras artimañas de cocinera y compradora. Es la confidente, otro personaje fuerte e interesante de esta historia.

Y llegamos al último de los protagonistas, el que cierra esta especie de triángulo amoroso...

Horacio, el artista, es otro egoísta y plasta de cuidado.
Es el personaje que ofrece el amor y el romanticismo a Tristana.
¿Pero qué ocurre? pues que aquí también llega el conflicto.
Los lectores somos conscientes de la evolución que experimenta el personaje femenino, y de ello también es consciente Horacio. En ese momento, vemos como algunos detalles empiezan a contrariarle, y ahí es donde nos percatamos de la verdadera naturaleza de Horacio.
Él y D. Lope, tienen más en común de lo que creen, quieren una mujer subordinada al hombre en inteligencia y voluntad, una esposa que solo les vea con los ojos y el corazón, que idolatre a su persona y a su inteligencia, para saciar su gran ego.
Pero no cuentan con que Tristana va por libre, y aquí llega el esperado desenlace...

La caída...
Si al comienzo de la reseña os decía que la prosa invitaba a hacer una lectura pausada, ahora añado que también nos invita a hacer una reflexión.

Tristana llega a tocar el cielo, se cree capaz de hacer cualquier cosa, se envalentona y después inicia su descenso particular a los infiernos cual Dante.
El poderío del que hacia gala desaparece dando paso a la aflicción y de nuevo a la aceptación del destino impuesto.

Esa caída muchos la interpretan como una suerte de "castigo" autorial, haciéndose eco de la moral de la época. Dicen que Galdós devuelve a Tristana al lugar que le corresponde, la castiga por ese comportamiento que consideran un desafío, destinándola a un final trágico. Y esa opinión es compartida por la autora Emilia Pardo Bazán.
Ella le critica que no convirtiese a Tristana en un ejemplo de mujer a seguir, en una feminista. Censura que le de alas para volar y que luego se las corte de un plumazo.

Creo que Doña Emilia y todos los que secundan esa opinión, son injustos...
Galdós hizo lo que pudo, tan solo reflejó la realidad de una sociedad injusta con la mujer.
El creó una mujer avanzada a su época, la dotó de una fuerte personalidad, mostró a la sociedad que las mujeres así existían, podríamos incluso verla como un símbolo en pro de la igualdad, pero no pudo hacer nada más, él no disponía de la llave para abrir las jaulas de las mujeres.
Don Benito solo reflejó la realidad, retrató las costumbres y los acontecimientos, una sociedad contra la que estaba atado de pies y manos. Era solo una voz más que se alzaba reivindicando, o denunciando el triste papel de la mujer.
Galdós fue un excelente retratista, pintó la realidad sin escatimar en detalles y en esa realidad, la protagonista de esta historia no sale muy bien parada. Si hubiese cambiado el final, si la hubiese dejado volar, ahora no estaríamos hablando de una novela realista, estaríamos hablando de ficción o de romanticismo, y al fin y al cabo, las críticas le seguirían lloviendo por haber creado un texto surrealista.

Como habéis visto, el tema principal de esta historia es la subordinación de la mujer.
A mitad de la historia, incorpora el género epistolar. Los jóvenes amantes cruzan correspondencia en un rito que se convierte en el súmmum de la cursileria, porque todo hay que decirlo, al igual que el tiempo termina convirtiendo a D. Lope en un mal menor. Al final éste se alza cual paladín y arrincona en un segundo plano a Horacio.
La ciudad de Madrid se abre ante nuestra mirada, ha permitido y amparado el idilio, mientras que la relación que perdurará en el tiempo queda oculta, siempre bajo llave, en la intimidad y protección del hogar.